Tras despedirme de Mario en la estación, que cogía el tren hacia el sur, cogí el mío hacia el norte, a Gorakpur, para desde allí tomar un bus hacia la frontera y pasar a Nepal.
Este tren era más corto. Solo 7 horas, de noche, prefecto para echar un sueñecito y descansar. Tanto que llegó el tren a su destino y yo seguí durmiendo como un tronco.
Solo, en el tren vacío ya de gente, vino a despertarme el militar que revisa el tren cuando se baja todo el mundo. Vaya susto me pegó!!!
Recogí mis cosas corriendo y salí pitando del tren. Aunque una vez fuera me dio un "apretón"y tras ver como estaban los baños de la estación me arriesgue a meterme en el tren de nuevo a evacuar, aún a riesgo de que echara a andar conmigo dentro. Por suerte no fue así.
Después me dirigí hacia la estación de autobuses donde me encontré con que estaban de huelga y que hasta las 12 de la noche no había servicio (y eran las 8 de la mañana).
Decidí volver hacia la estación de tren porque por el camino me habían ofrecido sitio en un bus local hacia la frontera con Nepal. Por lo visto, o se trataba de los servicios mínimos, o algunos se estaban saltando la huelga.
Me metí corriendo al bus porque ya se iba y me pasé todo el camino (4 horas) dudando de que mi mochila se fuera a mantener en la baca a causa de los baches de la carretera y los botes que pegaba el bicho. Pero, afortunadamente, lo hizo.
El bus nos dejo a 200 metros de la frontera. Tras sellar la salida en la oficina india de inmigración y cambiar las rupias indias por rupias nepalies en una farmacia que hacía de oficina de cambio de "estrangis", pasé al lado nepalí. Allí saqué el visado turista, que te sale más barato que hacértelo en España, 25$ para 15 días, y cogí otro agradable bus de 8 horas en dirección a Katmandú.
Llegue ya de noche y decidí alojarme a la afueras, justo donde nos dejo el bus para, al día siguiente, coger un bus-furgo-taxi compartido para ir al centro. Lo que no podía imaginarme era
hasta que punto podía ser compartido. Debía de ser de 12 plazas bien apretadas y cuando yo subí ya eramos 9. Allí no paraba de subirse gente a cada momento. Cuando pensaba que no podía entrar nadie más, paraba y se metían como podían un par más de personas. Llegue a contar 21 cuando ya perdí la visibilidad de la zona delantera. Eso es economizar un trayecto y compartir un vehículo. Lo demás son tonterías.
Ya en el centro de Katmandú, en la zona de Thamel, me busqué una ghest house céntrica y económica y me conecté al wifi para poder localizar a Kuini, mi amiga española que vive en Pushkar(India) y que había venido para gestionar su visado de India. Que alegría da encontrarse con amigos, más cuando esta uno fuera.
Los días en Katmandú fueron agradables. Nos alquilamos una moto un día para visitar los templos de los alrededores, conocí a un chico y una chica españoles súper majos, Andres y María, que espero volver a ver muy pronto (un abrazo enorme guapetones). Y tras tres días allí en la ciudad y lo bien que me habían hablado de Pokhara, decidí que era el momento de ver LAS MONTAÑAS.
viernes, 8 de marzo de 2013
Tren nocturno hacia el norte. Próximo destino Nepal
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